En la frontera del antiguo Reino de Granada, en la misma raya de Jaén y a la vista de dos provincias, de tres sierras y tres parques naturales, en Guadahortuna, en las alturas del interior de Granada producimos nuestro aceite en el Cortijo y Pago del Juncal.

 

A pesar de situarse en esta situación privilegiada, encrucijada de influencias, no es un entorno fácil para el olivo. Tierras calizas a 1.000 m. de altitud, están sometidas a un clima continental extremo. Es este un rincón de esa Andalucía rara pero real que lucha contra el hielo como una especie de Norte en el Sur.

 

En invierno el frío es intensísimo y se deposita en las vaguadas del arroyo Juncal acumulando allí un aire gélido completamente inmóvil que quema la vegetación. Los olivos tienen que evitar las zonas bajas resguardándose en las suaves pendientes que circundan el arroyo. De forma abrupta los olivos, tras superar estas noches de escarcha sufren unos veranos cortos pero calurosos, en los que el sol, la calima y la sequía casi borran el paisaje.