Es un clima hostil en el que son habituales los años de mas de sesenta noches de helada y en el que no es raro bajar de los -15º. Nuestros olivos luchan y sobreviven a un paso del desastre, fronteros a sus propios límites...

 

Brotan más tarde, florecen más tarde, maduran sus frutos mas tarde pero los hielos acortan el ciclo productivo a primeros de noviembre, cuando en otras zonas productoras aun hace calor, obligando a una recolección temprana. La planta tiene que crecer y fructificar en muy poco tiempo. Nuestros olivos están sometidos a un esfuerzo constante, esa es una de sus singularidades. Y el resultado de estas dificultades y esfuerzos si bien perjudica la producción en términos cuantitativos hace que su fruto, nunca garantizado, sea de una calidad excepcional y personalísima.