Este año de 2013 está resultando un año atípico, estación por estación. Bien es verdad que los años que cumplen la norma nunca se dan y que todos tienen su rareza pero la de este año sí que ha sido poco frecuente, la lluvia como norma.

 

Cortijo juncal. Dibujo Vicente Ortiz

Veníamos de un otoño muy lluvioso y empezamos el año con un invierno húmedo y de temperaturas suaves. Por enero el campo parecía como de clima atlántico, impropio de estas tierras, absolutamente verde, saturado de colores de tierra mojada. Este tiempo nos trajo problemas de encharcamientos y en algunas vaguadas tuvimos que abrir zanjas y hacer drenajes para evacuar los excesos de humedad. En el Juncal la naturaleza hace que no haya día sencillo o por una cosa o por otra. No da descanso ni a los olivos ni a nosotros. Pero al menos este invierno nos hemos librado de las heladas tremendas. Bueno, sólo de las tremendas porque las simplemente fuertes se dan incluso en los años tibios.

 

 

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foto3 cortijo juncalLa primavera no trajo la calma sino mucha mas agua. Marzo fue extraordinariamente lluvioso. Y no ha sido la primavera sólo lluviosa, también fresca y larga lo que retrasó la floración y la fructificación. Estos retrasos dentro de un ciclo productivo de por sí corto como es el que tenemos en el Juncal, complica bastante las cosas. 

 

Junio y julio parecieron una primavera tardía. El campo mantuvo su exhuberancia verde y al calor le costaba entrar. Agosto volvió a la cordura, al calor y al tiempo seco. Se agostó la hierba y las calimas difuminaron el horizonte. Aunque algo tarde volvíamos a la normalidad. Incluso llegaron las tradicionales tormentas de verano que tan a menudo faltan en otros años.

 

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Pero esa normalidad nunca se cumple y al tiempo que llegó el otoño de calendario volvieron el calor y el tiempo seco. Octubre ha sido también un mes excepcional, un octubre disfrazado de agosto, otoño de manga corta y sudor. Parecería que octubre hubiera querido compensar el retraso que la primavera trajo a los olivos y forzara, en el último momento.

 

 

 

El caso es que entre el “favor” de octubre y la gestión precisa y de detalle que hemos hecho de las labores y cuidado de los olivos, tenemos delante una cosecha espléndida de frutos sanos y magníficamente criados que en pocos días serán aceite. Ha sido un año raro y difícil. Como todos los años.


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